no hablaré de los campos
del trigo de su luz ambarinano diré cuál es el nombre
que le damos a la aurora
no confesaré mis faltas
el desvelo mi amor por la tierra
no revelaré los rostros de mis visiones
sólo diré
que me acuesto cada noche entre amapolas
bebo el veneno de sus pétalos desnudos
mis manos son las manos de la lluvia
en un tiempo
anterior a la conciencia
anterior a la palabra
sólo diré
la fría caricia del rocío
el sueño silencioso de la materia
hermoso poema
ResponderEliminarsinuosos versos
dedos de agua somos
buena jornada
Iosune, me sabes a agua, a calor de la tierra, a espera, a suspiro.
ResponderEliminarAcostarse entre amapolas.
¿Puede darse un momento más cálido?
Me ha gustado muchísimo, en serio.
Qué preciosidad de momento que he pasado leyéndote..un verdadero placer.
ResponderEliminarBelleza inmensa de la Naturaleza en tus palabras,
ResponderEliminarla tierra huele a lluvia hoy
Iosune, eres un trébol guardado entre las hojas de algún libro antiguo.
ResponderEliminarUn besiño trenzado <3
Qué belleza y qué consuelo poder nombrar lo innombrable, aquello que sentimos en lo más profundo y casi se deshace al fluir a la superficie, al convertirse en palabra. Gracias.
ResponderEliminarPodrías decir el frío, aunque con esas letras... podrías decirlo todo,
ResponderEliminary dejar que te leamos
Como placer confesabre (a quien lo entienda)
Tienes un escribir nada difuso y muy marcado. Te rodean las leyendas que se cuentan a ras de mar, y por eso este blog tiene un sabor a agua fría y sal que reconforta, lejos de incomodar.
ResponderEliminarTe sigo.
Lo innombrable tomando cuerpo a través de la palabra...
ResponderEliminarQue maravilla Iosune
ResponderEliminarEncantada de poder leerte:)
Un saludo