miércoles, 30 de diciembre de 2015

Invocación al lenguaje

Digo palabras: incienso, tinta, amor, espectro. No. No las digo. Escucho una voz que habla. Una voz que dice. La voz dice tinta, amor, incienso, espectro. Entre los nombres, partículas de lenguaje: ecos, respiraciones. Un verbo. Pre-posición. Y se forma una frase. El eco antes del sonido. Respirar y venir a la vida.

La voz dice escribe y sé el verdor de una música pasada. Que por qué la música es verde, yo no lo sé. Una vez escribí verde y escribí música y la música fue verde y quién soy yo para negarlo. Pasada. Porque todo ha pasado y nada hay por venir. El sol es negro y las aguas claras. 

Cierro los ojos y busco su aliento. La voz trepando por mi garganta. No hay garganta. No hay posesión en la palabra. Tan sólo la tinta, el amor abierto como una herida, este espectro que soy cuando dejo de ser y la ceremonia silenciosa del habla. Antes de ser, qué. Antes de nombrarme fui tal vez fuego: informe, caótico, ardiente fuego.

Después mi nombre. Ella dijo yo y vine a la vida. Desde entonces escucho su voz, el canto secreto que me creó y por el que creo. Y sin embargo soy yo. Puedo oler el incienso dentro de mí. Yo soy la frase, el eco y la garganta. Nada ha pasado en la palabra: todo está por venir. El sol palidece. Las aguas son oscuras.

4 comentarios:

  1. Es un placer leerte, como juegas con las palabras,con todo tu talento brillando en cada frase. Este texto, simplemente: esencia del ser.

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  2. Iosune, me sentía como vacía esta tarde y de pronto, tu me has iluminado la vida.
    Hasta tu nombre me sabe a gloria.
    Gracias.

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